Lucas

Tema 3: Lucas

A Lucas se le menciona sólo tres veces en el Nuevo Testamento, pero el empleo del pronombre “nosotros” le señala como acompañante de Pablo, y le asocia con gran parte del libro de los Hechos. Aunque no era uno de los doce discípulos originales, fue grandemente influenciado por las enseñanzas tocantes a la vida y muerte de Cristo, que oía constantemente de labios del gran apóstol a los gentiles. Así como Marcos era compañero inseparable de Pedro, Lucas era compañero inseparable de Pablo (Col. 4:14), y su Evangelio podría ser llamado el Evangelio según San Pablo. Acompañó al apóstol misionero diecisiete años después de que este vino a Macedonia, y permaneció con él hasta su muerte (II. Tim. 4:11). Lucas era nativo de Antioquia, y griego, y es por lo tanto justo que redacte su mensaje para su propio pueblo, los representantes principales del mundo gentil. 

Lucas dirigió su epístola a Teófilo, un compatriota de alto rango y cultura, que había llegado a estar bajo su influencia, y habiéndose convertido a la fe cristiana, quería conocer mejor su historia y doctrina. Este propósito lo establece Lucas en la frase introductoria, “Para que conozcas la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado”. (Lucas 1:4) 

Lucas apela no sólo a la cultura sino también a los ideales de los griegos. Ellos concebían a un hombre que fuera perfecto, reuniendo en si todas las cualidades del hombre y de la mujer en plenitud y armonía perfectas. Por lo tanto Lucas presenta a Cristo como el Hombre perfecto, “con toda la fuerza del varón y toda la dulzura de la mujer, con sabiduría infinita, amor insondable, fuerza de voluntad subyugaste, fidelidad concienzuda, y sacrificio fiel a un hasta la muerte”. De énfasis a la humanidad de Cristo, presentándole como el Hijo del Hombre (Lucas 19:10). 

El Evangelio según Lucas es el más largo y el más comprensivo de los cuatro. El autor presenta muchas cosas que no menciona ni Mateo ni Marcos. Es mucho más cuidadoso en la exactitud cronológica de su relato, y presta atención a los detalles, especialmente a los de ciertas enfermedades que le sugerirían sus conocimientos médicos. En su genealogía de Cristo, Lucas no se detiene ni en David ni en Abrahám, como lo hizo Mateo, sino que se remonta al primer hombre, padre de judíos y de gentiles por igual. Mientras que Mateo nos da la genealogía de Cristo a través de la línea real y legal (José), Lucas presenta la línea natural y literal a través de María, la virgen madre. Es interesante notar que ambas genealogías están dispuestas en series de siete. Si se intercala el nombre faltante del Espíritu Santo entre José y Jesús, tenemos seis veces siete o sean cuarenta y dos nombres presentados por Mateo, y once sietes o sean setenta y siete nombres presentados por Lucas, que comienza y termina con la deidad, aunque presenta la genealogía humana del Señor Jesús. Lucas fija con notable precisión el tiempo y el lugar del nacimiento de Jesús (2:1-20). 

El tercer evangelio es el único que relata el ministerio samaritano, o gentil, de nuestro Señor (9:51-18:30), y en relación con ésto presente muchas parábolas que no mencionan los otros autores. Estas son – la Gran Cena (14:16-24); La Oveja Perdida (15:3-7); la Moneda Perdida (15:8-10); el Hijo Perdido (15:11-32); el Rico y Lázaro (16:19-31), y el Fariseo y el Publicano (18:9-14). Las parábolas de Lucas comienzan con las palabras “cierto hombre”, constrastando así con las parábolas similares de Mateo que comienza con las palabras “el reino de los cielos”. 

También hay varios milagros que son propios del Evangelio de Lucas, tales como la pesca milagrosa (5:4-11), la resurrección del hijo de la viuda (7:11-15) y la curación de los diez leprosos (17:11-19). Este evangelio da énfasis a la simpatia humana de Cristo, que se manifiesta llorando sobre Jerusalén, sanando la oreja a Malco, y compadeciéndose del ladrón moribundo. El Evangelio de Lucas es un evangelio de oración. Ningún otro autor presta tanta atención a la vida devocional de nuestro Señor, ni menciona tanto Sus enseñanzas sobre la oración. Solamente Lucas llama la atención al hecho de que nuestro Señororó cuando fue bautizado, cuando eligió a los doce discípulos, en Su transfiguración, por Sus asesinos y con Su postrer aliento. Las parábolas del amigo a la media noche (11:5-10) y del Juez Injusto (18:1-8), acerca de la oración, son también propios de este Evangelio.