Marcos

Tema 2: Marcos

Juan Marcos no era uno de los doce discípulos, sino que probablemente fue convertido por Pedro, pues este último habla de él como de “Marcos, mi hijo”. No se le nombra en los Evangelios, pero se hace referencia a él ocho veces en los Hechos y en las Epístolas. Fue miembro del primer grupo misionero de Pablo, y estuvo en Roma durante el primer encarcelamiento de Pablo (Col. 4:10; Filemón 24). Más tarde estuvo con Pedro en Babilonia (I Pedro 5:13). En su último encarcelamiento, Pablo escribió a Timoteo que trajera a Marcos nuevamente a Roma, “porque me es útil en el ministerio” (II Tim. 4:11). Paso sus últimos años en Alejandria, en Egipto, donde fundó una iglesia y sirvió como obispo hasta morir como mártir. 

Juan era su nombre judío, y Marcos su nombre romano, y este último poco a poco tomó el lugar del primero, así como el nombre de Pedro reemplazó al de Simón. A Marcos se le llama el intérprete de Pedro, y probablemente escribió lo que dictaba o predicaba el apóstol, uno de los padres de la iglesia, dice así de Marcos: 

“Mateo también publicó un Evangelio entre los hebreos en el dialecto de ellos mientras Pedro y Pablo estaban predicando en Roma y poniendo los fundamentos de la iglesia. Después de la partida de éstos Marcos, el discípulo e intérprete de Pedro, nos entregó las cosas que habían sido predicadas por Pedro”. 

Aunque el Evangelio de Marcos tiene gran parecido con el de Mateo, la forma específica en que usó el material de acuerdo con su plan, es muy aparente. Este Evangelio, fue escrito en Roma ya los Romanos, cosa que evidencia el uso frecuente de términos latinos tales como “legión” y “centurión”. Se da la división romana de la noche en lugar de la judía, y para estos hombres de acción se escribió un libro de hechos antes que de palabras, No se da ninguna genealogía, pues los romanos no esperaban a ningún Mesías, ni les interesaba la ley judaica, que no menciona ni una vez. Marcos omitió las profecías del Antiguo Testamento, del cual los romanos sabían muy poco, y halló necesario explicar que el Jordán es “un río” (1:5); que los Fariseos “solían ayunar” (2:18); que el Monte de las Olivas quedaba enfrente del Templo (13:3), y muchos otros detalles que los judíos hubieran entendido sin explicación. 

Pedro era hombre de acción, y Roma una nación de hechos: de aquí que todo el libro refleja la naturaleza impulsiva y enérgica de Pedro y el anhelo romano por la acción, La palabra que se ha traducido por “luego” cuyo original significa “inmediatamente” o “en seguida”, que se usa 35 veces, agradaria mucho a los activos romanos. Marcos retrata a Jesucristo como el Siervo del Señor, y como conviene al relato de un siervo, nos narra Su servicio antes que Sus palabras. Halla espacio para veinte milagros, y hace referencia a muchos más, pero solamente menciona cuatro parábolas, ya que estas últimas fueron usadas principalmente por Nuestro Señor para reprender a los judíos y no habrían tenido significado para los romanos. Quita de la mente romana la ofensa de la cruz, mostrandola como el punto culminante de los padecimientos de Cristo por la humanidad. Señala el hecho de que el centurión romana encargado de la crucifixión testificó de Jesucristo como

“Verdaderamente el Hijo de Dios”.