SISTEMAS DEONTOLÓGICOS
El énfasis está sobre el deber y el medio que uno sigue para lograr los fines que
tiene en su comportamiento. En griego deon quiere decir deber.
De acuerdo con la doctrina deontológica de la obligación moral, supongamos
que un enfermo grave, confiado en mi amistad, me pregunta por su verdadero
estado, ya que el médico y su familia le ocultan la verdad. ¿Qué hacer en este caso?
¿Engañarlo o decirle la verdad? Debo decir la verdad, cualquiera que sean las
consecuencias; pero si me atengo a la teoría teleológica, debo engañarle teniendo
presentelasconsecuenciasnegativasquepudieratenerelenfermoensuestado.
Las diversas teorías deontológicas tienen de común el no derivar la
obligatoriedad del acto moral de sus consecuencias.
El que mejor trata este asunto es Kant (1724–1804), quien considera que lo
bueno debe ser algo incondicional, es decir, no depende de circunstancias. Ni en el
mundo, ni en general, tampoco fuera del mundo, es posible concebir nada que
puedaconsiderarsebuenosinrestricciones,anosertansólouna“buenavoluntad”.
La buena voluntad no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su
aptitud para alcanzar un fin que nos hayamos propuesto; es buena solo por el querer,
es decir, es buena en sí misma. Esa buena voluntad es una joya que brilla por si
misma, como algo que tiene en sí misma su pleno valor. La utilidad o la inutilidad
no puede añadir ni quitar nada a ese valor, no deja de ser buena, por el hecho de
que las circunstancias o condiciones impidan que se cumplan sus propósitos.
La buena voluntad, o sea, la voluntad que actúa no solo con el deber sino por
respeto al deber, determinada única y exclusivamente por la razón.
En la ética cristiana encontramos la aplicación del sistema deontológico, porque
muchas de las enseñanzas enfocan los deberes del ser humano hacia sí mismo y a los
demás. Hay normas para guiarnos porque de hecho ellas nos benefician. Varios de
los diez mandamientos son de esta naturaleza; Jesús dio la norma que tal vez mejor
ilustra la ética del deber, “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”, Mt. 7.12.
Otro caso de ética deontológica se encuentra en Gá. 5.22 y 1 Co. 13. En la lista
del fruto del Espíritu que Pablo señaló, el amor encabeza la lista.
Si la humanidad siguiera esta norma, acabaríamos con la mayoría de los males
que la aquejan